Los invitamos una vez más a recorrer la Guía de Arquitectura Caracas del valle al mar (editada en el 2015), o, mejor todavía, a recorrer nuestra ciudad acompañados por ella.
Las palabras que inician e inspiran este proyecto son de William Niño Araque, quien tanto insistió en que Caracas merecía un mapa y una valoración de sus tesoros:
“Caracas necesita un abad que la sacralice, un arcángel que la resguarde, un cardenal que la ordene, un monje que la limpie, un jardinero que la pode, un carpintero que la barnice, un conquistador que la descubra, un descubridor que la seduzca, un seductor que la enamore, una pasión que recupere sus heridas, nos la torne pulcra, sagrada, hermosa, transitable, virginal, posible y plena de arquitectura”.
El libro que contiene esta guía puede acompañarnos en nuestras travesías urbanas, pero constituye un producto finito y la guía está llamada a ser un proceso imperecedero. Su propósito es desarrollarse con la ciudad mientras la abarcar y la comprende. Caracas es un organismo con fragmentos que mueren por demolición o abandono, mientras otros nacen, o renacen, y tanto su pasado como su futuro forman parte de su historia. Lamentablemente el crecimiento de un libro, insisto, tiene sus límites.
En un texto titulado Del rigor en la ciencia, Borges nos cuenta de un Imperio que llevó el arte de la cartografía a tal perfección que el mapa del Imperio coincidía “puntualmente” con su territorio. “Las generaciones siguientes entendieron que ese dilatado mapa era inútil y lo entregaron a las inclemencias del sol y los inviernos. En los desiertos perduran despedazadas ruinas del mapa, habitadas por animales y mendigos”. Algo así le ocurriría a la guía si continuara expandiéndose más allá de sus proporciones de ladrillo.
Ahora será posible consultar en la web los textos y las imágenes de la guía (www.guiaccs.com), y, al mismo tiempo, podremos continuar alimentando su vocación de estar presente, atenta, observante, e incluso incorporar el aporte de usuarios que encuentren en los archivos de sus familias u oficinas, en las memorias de su infancia o en el quehacer de su profesión, testimonios, planos, fotografías, que no merecen la oscura y mesquina soledad del olvido. (dirigirse a gonviz@gmail.com)
Muchas personas han participado y participarán en esta aventura. Cuento 27 colaboradores en la elaboración de los textos, 19 en la de dibujos, 17 investigadores, 46 curadores. Iván González Viso y María Isabel Peña se encargaron de iniciarla, conducirla y concluir una primera etapa. Abro el libro al azar y me encuentro “Al sureste del Guaire”, Me conmueve la descripción de María Isabel, quien sobrevuela como la diosa Hestia los escenarios donde han transcurrido tres cuartas partes de mi vida.
Yo llegué cansado y rumiando mi pasión por la historia de los planos de Caracas hasta los inicios del siglo XX. Eso fue todo lo que pude ofrecer. Dicen que los latinos trabajamos hasta tener una buena idea y los sajones a partir de ella. Iván y María Isabel se han mantenido constantes en ambas tareas, y nunca abandonarán a la guía que ahora podrá renovarse mientras recorre este valle de descubrimientos y seducciones (volviendo a William), y de injusticias y locuras (para incluir el peso inevitable de estas décadas terribles).
Iván y María Isabel continuarán organizando esa incesante corriente de información que genera toda ciudad, reseñando las nuevas arquitecturas y aquellas que, inexplicablemente, fueron desapercibidas, e incluso los proyectos fantásticos e imposibles que se irán haciendo cuerdos e inevitables.